Pedido de Investigación por desaparecidos en el Chaco

Resistencia, provincia de Chaco, 20 de Febrero de 2003

 

Pedido de apertura de investigación por 15 desaparecidos en el Chaco, ocho de ellos presumiblemente muertos en la "Masacre de Margarita Belén" y los otros en hechos independientes. El fiscal Jorge Eduardo Auat solicita al Juzgado Federal de Resistencia se declare inválidos e inconstitucionales el art. 1º de la ley 23.492 (de "Punto Final") y los arts. 1º, 3 y 4 de la ley 23.521 (de "Obediencia Debida"), y la detención de 14 militares y 38 policías.

 

Resistencia, Chaco. 20 de Febrero de 2003.-

REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN PLANTEA INCONSTITUCIONALIDAD: 

Señor Juez:

 

JORGE EDUARDO AUAT, Fiscal General con domicilio legal constituido en la Sala de mi público despacho, sito en Av.  Belgrano Nº 151, 1º piso oficina “B”, de esta ciudad, al Señor Juez Digo:

I

Que vengo por la presente a formular requerimiento de instrucción en los términos del art.188  del C.P.P.N. en base a lo siguiente:

En efecto, atento las constancias obrantes en  los autos: “Caballero, Lucio y Otros S/Tormento Agravado”, expte. Nº 149/02, y también de las documentales agregadas: expte. Nº 108/98; Informe de la Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco y C.O.N.A.D.E.P, surgen revelados como noticia criminis, los hechos que se refieren infra y que encuadrarían prima facie en los delitos de Tormento Agravado (art.144 ter. C.P.), y Privación Ilegítima de la Libertad Agravada por el Tiempo (Desaparición Forzada de Personas) (arts.141;142 inc.5to.)que deben ser investigados.-

II

HECHOS: 1) En efecto, el día 12 de junio de 2002, la SRA. MIRTA SUSANA CLARA VDA. DE SALA, prestó declaración testimonial en autos: “Acuña, Pereyra, Sobko y Otros s/ Presentación”, expte. Nº 108, año 1998, que se encuentra agregado por cuerda a la presente causa, y en lo sustancial dijo:

“En marzo de 1.976 nos enteramos del golpe de la dictadura militar, en abril de 1976, entran los militares a la cárcel y nos desnudan a todas, nos revisan absolutamente todo lo que tenemos y nos roban todo, no solo las pertenencias, no solamente nos sacan las cartas, nos sacan radios, nos sacan diarios y bueno, yo seguía embarazada....Mientras tanto, ... en noviembre del ´76, Miguel Ángel Sánchez, esto esta testimoniado por Miguel Bampini, que esta dispuesto a declarar en este juicio; un misionero es sacado, el se niega a salir. Hablan con el penitenciario Casco, Servicio Penitenciario Federal, U-7, le dice que es un traslado pedido por el Poder Judicial de Misiones, es decir, que acá entra el Poder Judicial de Misiones y los compañeros lo ven por las ventanas de la U-7, que lo meten en un baúl del auto, era un compañero que había tenido innumerables problemas del corazón después de la tortura. A los pocos días en diciembre, de las pocas visitas que hay en la U-7, a través de los familiares de Gauna, que es misionero, le dicen que Miguel Ángel Sánchez había muerto en la tortura. O sea que acá tenemos, antes de Margarita Belén, tenemos un preso puesto a disposición del Poder Judicial, puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, en la U-7 y en noviembre del ´76 trasladado... También el 11 de diciembre de 1.976, en la cárcel de Villa Devoto, estaba Nora Gimenez de Valladares que yo traigo el testimonio y ella está dispuesta a declarar y Elsa Silvia Quiroz, que también está dispuesta a declarar, las vienen a buscar, traslado para el Chaco.

“.....por que digo lo de Nora Gimenez, Nora Gimenez la habían detenido en abril de 1.976, mayo de 1.976, no me voy a detener en las torturas por que son abyectas, la traían a la Alcaidía desecha, iba a parar a la enfermería, ella dejaba constancia en todos lados.  Permanentemente la interrogaba Nicolaides. Perdón, la interrogaba Larrategui, también la llegó a interrogar Nicolaides”.

“...Vuelvo a Nora Gimenez a noviembre del ´75, que es nuevamente trasladada a la Brigada, en la Brigada esta Larrategui, esta Patricio Tierno, esta Cuevas, esta Parodi Ocampo y hay más detenidos que ella los recuerda y Larrategui les dice, que no pasan de fin de año. Era en la Brigada. Había policías..., si, de investigaciones, si, si. Zuconi, fue visto permanentemente en la Brigada y hay testimonios de compañeros que los han visto torturando. Zuconi esta presente el día de la Comisión Nacional de Militares, que yo pido que cuando llamen a Nora Gimenez, le pregunten si ahí fueron amenazados.”.

“....A la vez quiero testimoniar a través de Elsa Quiroz, tiene torturas hechas en la Brigada hasta el día de hoy, que ella los puede señalar. Su padre era de Gendarmería, era suboficial de Gendarmería, Albino Quiroz...”.

Dichos que son contestes con los relatados por la Sra. Mirta Clara de Sala en Expediente Nº 243/84, caratulada: “Clara de Sala, Mirta S. Y Otra S/Damnificadas Apremios Ilegales”.

2) El día 22 de Agosto de 2.002, declara el Sr. NORBERTO MARIO MENDOZA en los autos “Acuña Pereyra Sobko y otros s/presentación”, expte. Nº 108/98 y dijo: “Después del 24 de marzo, en general había, dos guardias que eran digamos, eran tres guardias. Una es la guardia dura, que es la que se encarga de las requisas más de golpes, después está una que hace un nivel intermedio y después vienen la tercera, que es la buena digamos, que permite por ejemplo, que uno cuando pide ir al baño para salir, por que las celdas de la Alcaidía no tenían baños; si queríamos orinar teníamos un tarro para orinar ahí adentro. Cuando ese tarro se llenaba por que éramos ocho personas, no teníamos donde hacer, uno golpeaba las manos, eso directamente en el caso de la guardia dura no se podía hacer por que era candidato a que lo saquen a golpearlo, por que había pedido para ir al baño. Cualquier motivo era. En cuatro años hubo muchos. Yo vi a partir del año ´76. El único que yo conocí, ahí en la Alcaidía fue a Martínez Segón, fue el Tte. Primero que iba a ver a dos muchachos que estaban en la celda conmigo que eran Luque y Uferer. Que ahí por ellos conocí el apellido y al Capitán Pateta que también fue varias veces adentro a ver detenidos y a hablar con detenidos. Son las dos únicas personas que yo reconozco como personal militar.  Con ese sistema de guardias así de requisas y golpes, tuvimos un año y medio. A veces hasta dos veces por día. En pleno invierno, nos  sacaban a las cuatro de la mañana, a bañarnos con agua fría, por que nunca hubo agua caliente y en la Alcaidía los baños no tienen un vidrio, nada. Después fue disminuyendo, por que esta misma gente, el personal que hacía esto, el personal no jerárquico, la gente común, llega un momento que no tienen motivo, yo conté muchos veces, para pegarle a una persona, hasta el se siente afectado. A los dos o tres años de pegarle siempre a una misma persona..., eso fue cambiando así, se producían si golpes individuales, pero no masivos, por alguna causa que ellos creían que se quebraban las reglas, ordenada por una persona. Yo nombre a dos personas que eran militares. Yo reconozco esas dos personas con nombre y apellidos.

Sabía que Zapata Soñez estaba detenido, en la Brigada por relatos de compañeros que lo habían visto en la Brigada de Investigaciones, junto con la mujer.

Aclaro no lo conozco. Se por el nombre. De la mujer que muere también en Margarita Belén, según su conocimiento, no lo puedo afirmar fehacientemente, pero evidentemente, ella estuvo detenida con el marido y después está desaparecida. Me parece que un compañero lo vio en la Brigada a Zapata Soñez y a su compañera...era Grecca y un muchacho de apellido Rodríguez, el nombre no lo recuerdo.

Nosotros nos enteramos que este traslado no había sido tal traslado, por comentarios que al otro día, de los presos comunes, que ellos sí tenían radio, que se yo. Alguien nos dice, mataron a compañeros de Uds. Yo no sé, concretamente, si hubo comentarios que estuvo el Capitán Pateta y Martínez Segón. Escuché comentarios de los guardias, que decía, estuvo fulano en la Alcaidía esa noche, con la gente esta que se llevó a la gente trasladada. Yo no puedo decir que los vi. Comentarios de los mismos guardias. Bueno, eso es más o menos el relato que tengo de esa noche y este mismo relato, yo lo he hecho, digamos, ante la ACIP, en el ´79, cuando me entrevistó en la U-7. Yo no me acuerdo el número de acta, pero está en la OEA;  por que esto se presentó en el Juicio de la Junta. Habría que buscar en el archivo de la ACIP, en el informe que dio de la Argentina, creo que está con número el informe. Unos días antes, un muchacho que vino, no recuerdo el nombre, vino de la brigada y había una detenida ahí en la Brigada, esta mujer le dice, que no era detenida acá, y la habían traído de Tucumán,  le dice a este muchacho, que aparentemente tenían una relación sentimental, le dice, que ella se despide de el, en un papelito, diciendo que ella se despedía porque seguramente en estos días la iban a matar. Sabe que era una detenida.

3) El día 05 de Julio de 2.002 prestó declaración testimonial el señor CARLOS ARANDA, en los autos referidos supra y en lo sustancia dijo:

Fui detenido en la madrugada del 3 de noviembre de 1.976. Encontrándome en mi casa, en Corrientes. Yo era un estudiante de arquitectura, vivía en Corrientes y venía a estudiar acá. Soy detenido por lo que vendría a ser fuerzas conjuntas, si bien no puedo precisar, un hecho o un nombre concreto de alguien, era una patota de cinco vehículos, que cruzaron del Chaco aparentemente, con la policía del Chaco, siendo acompañadas por alguien del ejercito, un suboficial, después me dan el dato concreto que el había estado, por que estaba buscando mi casa y que era de Corrientes y que integraba la patota. Entran dieciséis personas a mi dormitorio, con armas largas, buscando una persona. Como no tenían el dato cierto de quien era esa persona, dormía en el mismo dormitorio que mi hermano Julio Baltazar, al cual también secuestran esa noche. El Comisario Mesa comandaba el grupo y me alzan a un vehículo, con personas atrás y me ponen, no en el asiento, sino a los pies del asiento trasero y ahí obviamente, que salgo de mi casa, comienzan a golpearme con dos o tres personas atrás.  Ya una vez subido al auto, me vendan y me esposan atrás las manos, esto yo supongo que es durante todo el viaje, por que yo estaba consiente pero no logro saber donde me están llevando. Por que en otro vehículo lo llevan a mi hermano. En el vehículo que venía primero me traían a mí; por que cuando pasamos la zona de peaje, pasamos de largo y después yo no localizo exactamente donde me traen. Después y hablando con alguna gente, me entero que podía ser la Jefatura de Policía, estábamos cercanos a una avenida, que era ruidosa y en la noche sin mayor bullicio. Me llevan ahí y me atraen a una cama, que no tenía colchón sino flejes metálicos. Quedo maniatado de ambas muñecas hacia el respaldo de la cama y me pasan por los pies y el respaldo de la cama de tal manera que me queden  las rodillas sobre esa zona, me atan abajo y entran las sesiones de picanas, de golpes. Preguntándome concretamente, constantemente, pidiéndome nombres. Al salir de mi casa me vendan, en todo momento. Hay algunos detalles donde me quitan la venda. Me tienen en todo momento, esposado y vendado hasta que llego. Si, hay nombres concretos, casi permanente seguía la picana y de la tortura, siguiendo muy de cerca Silva Longhi. Un comisario, después yo lo veo a él cuando me hacen un traslado, en un determinado momento, cuando pide que firme una declaración que yo lo había hecho. En esas circunstancias, entro a manejar una serie de cuestiones y de datos y uno se va adecuando a la situación, en la que se encuentra y llega al punto de manejar la venda por mas que estuviese atada y diariamente era revisada en forma sistemática. Uno llega a correr con los párpados la venda, algo llega a ver, y eso la yuta, son todos estos señores, sabían esto perfectamente. Para corroborar que uno efectivamente estaba vendado, metían supuestamente un golpe a la cara o al estomago. Si uno tenía, como mas de una vez pasaba, estaba distraído se encogía o contraía el estomago para no recibir el golpe; por supuesto, era una paliza de por medio y ajustaban la venda y todo seguía normal. Yo en esas condiciones y en ese lugar permanecí dieciséis días. Si, siempre vendado y atado. A tal punto, que tiempo después, cuando me llevan a la Alcaidía, recibo la primer visita que tengo de mis padres y me habían obligado que use camisa de mangas largas, por  que tenía todo purulento. Todavía conservaba las huellas y marcas de las ataduras que estaban con pus, los tobillos y las piernas. Por supuesto, se dieron cuenta mis padres en determinado momento, pero con el Oficial Ayala, en una situación  bien complicada, digamos, por que con las advertencias del caso recibían a las visitas. Uno de los personajes que mayor permanencia tuvo durante la tortura era Silva Longhi. Lo vuelvo a ver cuando me hacen el traslado. Yo supongo era la Jefatura de Policía y me llevan acá. El de nuevo permanecía como si estaba para mi caso particular, para tratar en forma permanente conmigo. El ahí lo que hace es, bueno, lo veo sin vendas, me pide que lea una declaración y me pide que, habla conmigo. Thomas estaba permanentemente en forma asidua. Sí,  lo que para mí era la Jefatura. Yo no podría precisar. Yo me acostumbraba a bajar la venda ante determinada circunstancia, por ejemplo en los descansos, entre comillas, que nos daban, entre torturas y sesión de tortura, cuando nos permitían un cierto descanso. Si bien no hacía frío, digamos, era permanecer desnudos, total y absolutamente desnudos, desde el momento que me ataron por primera vez a la cama, cuando llegué a ese lugar, sobre los flejes y no hacía frío, repito. Pero sí, la incomodidad era, obviamente era la situación misma. Como estábamos atados y decía  durante la noche, parecería, cuando menos ruido había, había una cierta quietud, en algunos momentos dejaban dormir. Por que en otros, por ejemplo, un recuerdo muy patente, dejan a alguien con la orden expresa que duerma. Y ahí yo lo veo a este personaje, enfrente, sentado en un sillón mullido, con la pierna así, al costado y se golpeaba la mano con una regla negra que se usaban en los escritorios, con borde metálico, con bronce, con esa cuando yo me dormía, me pegaba en los pies, lo tenía ahí a mano, entonces me decía, no te duermas, te dije que no te duermas, me repitió. Eso me hizo varias veces. No di nombres, era uno de los tantos guardias que podía haber sido cualquiera, un chuleta, un loquito, uno de estos personajes de segundo rango que hacían funciones de guardias. Entonces, en forma permanente no me dejaban dormir. Eso después tiene, disculpen por ahí, si salto un poco, voy enganchando cosas en el recuerdo. Ese detalle tiene importancia, por el hecho que cuando me van a trasladar, a los trece días, al día número trece de estar en esas condiciones en el día dieciséis de noviembre, me hacen bañar, yo estaba todo aterido, pero cuando entro a una bañera, por que tenía una bañera metálica, baño azulejado, me hacen entrar, yo me enjabono, digamos, los dedos; yo sentía, me los veo, me limpio, me siento en el borde de la bañera, despacito me lavo porque estaban todos negros, que estaban sucios, me lavo por segunda vez y ahí recuerdo los golpes que me mantenían despierto. Trece días. El día dieciséis de noviembre, o sea, el tres me detuvieron. Sí, casi en forma permanente. Casi en forma permanente. Salvo un dato, por ejemplo, en determinado momento entran a alguien para que lo reconozca. Esa persona habla, yo no lo reconozco, me preguntan, sabes quien te esta hablando, entonces dice, sácale la venda, me quitan la venda rodeado de la patota; evidentemente era un compañero que estaba muy golpeado, esposado atrás y yo le digo no lo conozco. Ahí, después de acostumbrar los ojos, el golpe e la luz después de tanto tiempo de permanecer en esas condiciones, es fuerte. No lo reconozco, no se quien es. Ahí me sacan la venda. Por supuesto, siguen las sesiones de tortura, vuelta la venda. Después me vuelven a acostar con la venda de nuevo.  Después para ir al baño, nos llevaban vendados. Cuantas veces nos llevaban al baño, no recuerdo, pero era escaso,  permanecíamos casi siempre así, de esa manera. Decía en el caso del Comisario Mesa, Longhi, Cardozo...Tengo entendido que ha muerto. Cardozo, Rodríguez Valiente. Exactamente, hay dos, son dos personas distintas. Si mal no recuerdo, este es José. No me acuerdo de donde estaba. Sí, participó. Caballero. Si, había momentos en situaciones como estas, donde contaba yo, para que supuestamente reconociera a alguien, me quitan la venda, resulta que me encuentro en otras circunstancias totalmente distintas, donde ya la cosa cambia y yo entro a enterarme de sus nombres. En el caso de ellos, los encuentro de nuevo, en la Brigada. Exactamente. Exactamente, yo daba un ejemplo donde me quitan la venda, hay otros nombres...estaban, habría un...Exactamente, Gabino Manader, Ibarra. Ibarra, Quito, Angel Ibarra, Chuleta, Cabo Botas. Perdón, me deja que yo agregue algo, decía  yo que por ahí, uno estaba en una determinada situación, pro ahí de golpe, cuando quedaba esa cierta quietud, tranquilidad, entre comillas, siempre venían, el bueno y el malo. El bueno le soplaba al oído, no te hagas castigar, te estas haciendo reventar. Hablá, el que estuvo acá es el jefe. No te resistas decí lo que sabes, por que sino vas seguir cobrando, la otra estoy hablando concretamente, en cualquier momento llega la armada y con la gente de la armada no vas a joder. Todo el trabajo de ablande. Hacían parodia, también todo quedo dentro de la incógnita. Yo no sé si tuve la visita de otras fuerzas. Si, se notaba la postura de ellos, de escuchar que de golpe, todo el mundo se cuadraba, si señor, como no señor, pase señor. Un trato donde evidentemente había alguien que parecía un superior, que podía ser, después yo lo corroboro, durante mi vida, los siete años que estuve preso. Cuando alguien, de una fuerza distinta, el trato era totalmente distinto entre ellos; donde no solo se cuadraban, sino que eran los señores oficiales del ejercito. Si yo sabía que a mi me buscaban, no. No. Yo dormía en mí cama y de golpe me despierto y me estaban apuntando. Obviamente, vivía igual que el resto. Tampoco. Obviamente igual que el resto. En aquel momento, si Ud. vivía acá, todos estábamos en libertad condicional, digamos. Había un clima bastante justificado. En lo personal, no. Nadie me había dicho absolutamente nada. No, a tal punto, que yo esa noche, antes de dormir en mi casa, digamos; yo estuve, era muy común en esa época que los estudiantes viajáramos a dedo. Yo me voy con mi hermano y con otro amigo, saliendo de la facultad de arquitectura y fuimos haciendo dedo y estuvimos en el último lugar, allá en la San Martín en un taller mecánico, conversando, chacoteando con uno que nos había llevado hasta ahí. Y ahí seguimos haciendo dedo o esperábamos el colectivo. Lo sacaron esa noche de su casa y también a su hermano. A el lo llevaron conmigo. Al mismo lugar, al mismo lugar pero no en esa habitación, sino en otro lugar. Yo no sabía que el estaba conmigo. Yo me entero después. Tal es así que, me entero porque el me cuenta...A no, perdón, en determinado momento dicen, tráelo. Evidentemente, traen a alguien. Hablá, hablá, hablá, decile a tu hermano que hable. Y mi hermano dice, pero que es lo que tiene que decir, que somos estudiantes de Arquitectura. Que tiene que decir, hablá o lo reventamos. A tal punto que como el no dice más que eso, pero no me dice hablá, pero que es lo que le van a sacar si nosotros no sabemos nada. Ah, no sabes nada, a bueno perfecto, dale, en la jerga, dale máquina, la tortura de vuelta; la picana, para que el vea, para que mi hermano vea. Cuando el está viendo eso, dice, pero escuchame lo van a matar, paren, por que no le pegan un tiro; entonces saca un arma, digamos, me pone una pistola en la cabeza y gatilla en falso, digamos. No recuerdo. Ese detalle no recuerdo. Ahí yo me entero que mi hermano esta conmigo, lo sacan después que me hacen esto, lo llevan a el, ya lo habrían traído acá a la Brigada, el estuvo ahí uno o dos días y lo traen a la Jefatura. De ahí, cuando, hay un detalle que me costaría contarlo. No se, si es oportuno contarlo. Que cuando me hacen bañar, me dicen vestiste que te vamos a trasladar. Yo estoy preparándome para vestir. Entonces, me dicen, bañalo a este. Anteriormente, me había enfrentado, hablé de una persona, después me enfrentan a dos personas más, este tercero al cual me enfrentan, me dice, vení bañarlo, este está muy reventado. Lo baño, era el compañero Terenchuk. A Terenchuk lo tenían, verdaderamente muy mal. Yo lo bañé. A mí me piden que lo bañe, por que estaba muy destruido. Palabras del llavero, digamos, por que estaba reventado. Estaba muy mal realmente. Sí, por que...; no, todavía faltaba un mes. Yo quise decir que era próximo a que me lleven a mí de ahí. Yo no se cuanto paso después que me hicieron bañar, que lapso hubo hasta que me sacan de la Citroneta. Decía que, cuando me dicen vení bañalo. Lo baño a el, despacito, con un jabón blanco, de pan de jabón y el para entonces, cuando pretendieron que yo lo reconozca, nos miramos a los ojos los dos y los nos reconocimos, obviamente ninguno de los dos dijo nada y después cuando lo baño, es la imagen que tengo de el. Zapata Soñez y Cairé. Son a los tres compañeros. Si, así es. Bueno, no. Uno como militante sabía que estábamos en una situación difícil. Ya había venido el golpe, estábamos en manos de la Dictadura Militar. Uno conocía de antemano lo que esto significaba y cual era la situación que vivíamos. Mi ámbito en cual yo militaba era la facultad de Arquitectura. No habían detenido a ningún compañero de Arquitectura todavía, por lo menos en forma inmediata, me refiero. Salvo, un caso, el caso de Carlitos Ayala; un compañero que ha muerto hace unos años, por una enfermedad en forma natural, sabíamos que nosotros vivíamos una situación sumamente difícil que podía pasarle a cualquiera. El miedo estaba implantado, la gente tenía miedo, la gente sabía. Cuando me traen a la Jefatura acá, a la Brigada, me traen con otro compañero. Perdón, yo dije tres compañeros pero hay un cuarto compañero, que es Zarate. Con Zarate yo me encuentro después, a los dos únicos que ese día nos trasladan, a Zarate y a mí. No quiero dejar pasar un dato, que habla del nivel de las cosas que se hacían. Al compañero Terenchuk, yo dije que, en un determinado momento manejaba la venda, en determinado momento me sacan la venda, en determinado momento, traen a un compañero, lo tiran en el piso. Y le distingo la voz, no solo que lo estaban moliendo, parecería que habría una cuestión ajena, que en el lugar donde le estaban dando, parecería que no tenían lugar físico, digo, se me ocurre pensar así. Lo concreto, al pie de la cama yo tenía bastante parcializada la visión, obviamente pro tener la venda, pero por lo que podía distinguir por los flejes, por el respaldar. Pero lo concreto que yo escucho, ah vos no vas hablar, vas a ver que sí. Haber si te gusta esto. Concretamente, lo empalan a él. Lo empalan, con un palo en el ano. Si bien yo veía a medias, suficiente para entender que lo estaban haciendo y por las cosas que decía y por los ruidos que escuchaba y por los quejidos de él. Cuando nos sacan, yo no lo conocía, sabía que era un compañero, no sabía quien era, ahí yo lo encuentro a el y nos tiran en una furgoneta Citroen, muy característica la forma en que se  zarandeaba. Y el otro que era el día que me detienen, me meten en un Peugeot blanco, eso me acuerdo, eso ví. Nos traen acá, a la Brigada, acá nos dejan nos llevan a un cuarto, donde había un escritorio y ahí me tuvieron poquito tiempo, vendado y esposado atrás. A Zarate, no se donde lo llevaron, pero en ese lugar no estaba. Entonces, ahí lo distingo a uno que lo escuchaba que era Silva Longhi y veo sus facciones y me dice, mira acá te hicimos una declaración. Ah perdón, ahí había un escribiente en un escritorio y escribiendo, que lo que estaba escribiendo, me preguntaron mi nombre, me preguntaron si yo pertenecía a montoneros, yo le digo que no, mi identidad, bueno, una serie de cosas. Entonces después dice que firme, cuando me hacen leer, yo leo que dice montonero; entonces yo le dije que no era.  Me decir, tenés que firmar eso es lo que vos me acabas de decir. Yo no dije eso, vos no sos montonero, vos no sos montonero, muy bien, ahí me pegan. Sale Silva Longhi y vuelve una patota, me vendan. Veni, veni por acá, bien despacito, me pusieron contra  la pared, me dieron una paliza, vas a firmar. No voy a firmar, como voy a firmar eso. Por supuesto, obviamente. Si, reconocía voces, recién había estado sin venda. Siempre eran los mismos, era el mismo grupito, siempre el que andaba. Me sale otro, que era del ejercito, pero en otro memento, Pateta. Si, de gente de la policía. Por eso dije, me sale el nombre de Pateta, que era del ejercito. Exactamente, estaban ellos, sin lugar a dudas. Cuatro o cinco personas que no podría precisar. Exactamente. De la policía, no sabría decir si todos. Me enteré que Silva Longhi está muerto...Ayala, Jefe de la Compañía, me contaron que habría muerto. Una cosita nada más, el cambio de actitudes. Jefatura. Me traen a la Brigada de acá, en la esquina. No, no. El día dieciséis. Ahí estuve casi un mes hasta que me llevan a la alcaidía. El dieciséis estoy con todo un grupo de compañeros, que nos llevan a la Alcaidía. Esto es mas o menos una semana antes del trece de diciembre. Yo estoy hace unos días en la Alcaidía, cuando sucede lo de Margarita Belén. Taxativamente no, no podíamos ver. Si puedo decir que he visto cosas. Por ejemplo, he visto un camión del ejercito en determinado momento. La noche del doce. Yo tenía una ventana que daba al patio y allá, al final del patio había, se vieron movimientos y nosotros conocíamos los ruidos cuando había traslados y cuando había traslados con camiones Unimog, tipo Unimog, los grandes. Eso es un dato por ejemplo, que yo veo esa noche antes del trece.  Otra cosa que veo, compañeros a los cuales traen; nos habían traído a un grupo de compañeros. Exactamente, es lo que le iba a decir. Había compañeros como el caso de Cairé, en el caso de Zapata Zuñé, en el caso de Terenchuk que yo dejo de verlos en la Brigada, perdón, en la Jefatura de Policía y nunca mas los veo. Pero sí a otros compañeros, Carlitos Zamudio, Fernando Pierola. Hay otros compañeros que vi en la Brigada que no dije...Claro, el caso de Lucho Díaz. Lucho Díaz era compañero de banco de mi hermano en la primaria. Y a Lucho Díaz lo vemos acá en la Brigada. A Yedro, también lo veo, está ahí, Leguizamón. Cuando me traen acá a la Brigada, en el momento que estoy con Silva Longhi, que pretende que firme, cuando yo le digo que no; entonces me llevan a otro lugar, dice, llevalo al sótano. Creo que fue una semana, un poquito más tal vez.. Yo los he visto únicamente a ellos tres, en la Jefatura. En la Jefatura, el día de las torturas, cuando lo baña  y nunca más lo volvió a ver a Terenchuk. Si, puedo decir, por eso me salte en el tiempo y digo, he visto a otros compañeros, como en el caso de Carlitos Zamudio, como el caso de Fernando Pierola; que sí vuelvo a ver en la Alcaidía. Pero me iba un poquito para atrás en la Jefatura. Cuando digo que no voy a firmar, entonces me llevan al sótano. En el sótano se escuchaban otras voces. Después me entero que lo tenían a Zarate, por que me dijo que estuvimos en forma conjunta y nos ponen sobre ladrillo molido parecía; desnudos contra una pared muy húmeda, se percibía agua que caía en forma permanente. Goteaba, digamos. Ahí nos tienen, supuestamente en ablande para que firme. Yo no firmé. Entonces me vuelven otra vez a llevar. Otra vez la misma historia.  Entonces cuando yo veo que, como mecanismo eso me paraba, entonces yo le hago un garabato. Después de eso, logré parar, no me jorobaron más. Sino que me llevan, ya era de noche, me llevan más arriba todavía, me encuentro un grupo de gente entre los cuales estaba mi hermano, que nosotros no sabíamos, era el momento más, donde uno más lograba perderse en el tiempo y en el espacio, en el traslado, por que sucedían muchas cosas y uno no tenía tiempo de armar nada. Y entonces, pero si con mi hermano desde chico una cosa que teníamos era un ruido, como cosa de hermanos, cuando teníamos una situación de peligro, en la casa o en la escuela por una reprimenda entonces o lo que sea, cuando yo llego ahí hago un ruido y mi hermano me contesta, con tanta suerte que el tipo que estaba tirado ahí, al cual yo no veía, hicieron un lugar, estaban todos hacinados, en una piecita; en esa piecita estaba mi hermano.  Entonces ahí, cuando yo reconozco que el tipo que estaba ahí era mi hermano, cuando pasa un momento de silencio, me pongo hablar con mi hermano. Ahí encuentro a Niveiro, otro compañero, José Niveiro, que es mercedeño igual que yo. Pilín Rodríguez, Carlos Aguirre, Roberto Grecca, junto con Yedro. Lucho Díaz. Había una compañera, no se me presenta el nombre y otros compañeros más. Esta era una celda única grande, que tenía un pasillo por medio y enfrente había otra, número no precios en seis u ocho celdas individuales, entonces en la última, en la escalera que desembocaba esa celda, estaba Lucho Díaz. Mi hermano me cuenta, sabes quien está acá, Lucho Díaz. En determinado momento, nos corríamos, por que nos ponían unas esposas de cuarta, que las habríamos nosotros, que cuando venía la guardia teníamos que estar esposados todos de vuelta, me entero que estaba, lo veo a Lucho Díaz y me saluda y me dice fijate como tiene el dedo, y me saluda con la ve, le habían arrancado toda la uña con tenaza. Bueno decía, estaba Grecca, otro compañero, Yedro Leguizamón. De ahí nos llevan, en determinado momento nos hace, tocar el pianito; o sea con los dedos y nos trasladan a todos a la Alcaidía, y eso es una semana antes de Margarita Belén. Más o menos por ahí. La vida allá, obviamente, era otra la situación. Había en mi caso personal, dejo de estar en calidad de desaparecido igual que mi hermano, el día que lo sueltan a mi hermano. El día número veintiuno lo sueltan a él y se legaliza un tanto mi situación por que el aparece por Corrientes y entonces ahí, al hablar con mi gente, intenta hacer contacto, con las autoridades militares y haber si podían visitarme. Digo que un tanto se legaliza por que, no me permiten entrar, tengo visitas, pero allá en la Alcaidía, un tanto mí situación considerablemente mejoró por el hecho que mi gente, había vuelto un hijo y el otro sabían donde estaba. Cuando me llevan a la Alcaidía decía, nos reciben como correspondía, digamos, era la manera que ellos trataban a la gente. Todo traslado implicaba una paliza, la piecita del televisor. Después esto tiene su importancia, la piecita del televisor, era el lugar clave para recibirnos. Ahí venía cada uno con su atado de ropa y nos hacían dejar y nos esperaban en la piecita de noche, siempre los traslados eran de noche. Nos pegaban una paliza, nos pegaban una buena paliza y después a cada uno nos iban llevando a las celdas. Esa era el lugar que nosotros teníamos perfectamente registrado, como el lugar donde se torturaba a la gente. Si recibíamos visita del ejercito, el interrogatorio, lo hacían en la piecita del televisor, la paliza en la piecita del televisor. Hay dos personajes que nos visitaban, en todo este tiempo. Los registro perfectamente, Pateta y Martínez Segón. A tal punto, después hay un tercer personaje, que era un personaje de ellos. Rubio era el apellido que trabajaba en el Comando en Corrientes, y después, como a mi hermano lo sueltan, se le instala en el estudio. Yo tenía un estudio, igual que mi hermano somos Maestros Mayores de Obras los dos; entonces teníamos un estudio. Durante largo tiempo, estuvo instalado en el estudio. El venía, se instalaba el mozo, habría la heladera, se servía las cosas, comía, ponía música y pedía trabajos, obviamente. Este es Rubio, el apellido de este suboficial. En la Alcaidía estaba la celda “A”, la “B”, la “1” y la “2”. Yo estaba casi con seguridad en la Dos. Pero entre las primeras. No, salvo que aparecieran. Por ahí podían hacer alguna visita. Por ahí, de golpe se les ocurría, traían a alguien nuevo, venían ha hacer una consulta. Si, si entendemos protocolar con golpes; si, con todos los golpes del caso. Por  ejemplo, le digo el caso de Pateta y Martínez Segón, me van a visitar a la Alcaidía.  Protocolar, digamos, venían todo muy bien puesto, con el uniforme de fajina. Nos sentamos a conversar en un despacho determinado y después de ahí venía la paliza. Y seguramente, estuvieron varias veces. Yo no recuerdo haberlos visto. A nosotros nos tenían en los calabozos, salvo que vinieran a visitarnos en forma personal o en un traslado donde ellos aparecían, donde se los veía. Nos encontrábamos, supóngase, yo tuve más de una visita, me cruzaba con algunos de ellos por ahí, seguramente con algún traslado o alguna situación en particular. Era común que retiren a los compañeros, de cualquiera de los lugares de detención.  Estando en la Alcaidía, retiraban y llevaban devuelta a la Brigada. Éramos, perdón, yo no fui.   No me llevaron nunca. Eran torturados en forma muy dura. Supóngase, saltaba algún dato, entonces, querían relacionarlo con fulano de tal y lo llevaban. El caso concreto de compañeros, en esa misma situación estuvieron. Lo mismo que la U-7. Me acuerdo en este momento, Daniel Ferracini y el turco Repetto, traumatólogo de Corrientes, a los dos, los tuvieron, no se cuanto tiempo acá; los sacaron y luego los trajeron destruidos. Formaba parte del Folclore, digamos. No podría precisar, después si tengo contacto con el Juez que estaba en aquel momento junto con su Secretario. Angel Córdoba, creo que era. En su momento por que intenta hacerme una causa. Me va a ver a La Plata; pero no podría decir. Yo  me acuerdo en un caso puntual, donde uno escuchaban de otra manera, evidenciando de que, gente extraña, no era para tratarlo bien a uno, sino que la cosa venía mal, venía la pregunta de rigor, podemos seguir avanzando en esto, tenemos algún dato nuevo, datos concretos, si estuvieron, salvo esas cuestiones, específicamente que decía un guardia, che cuidado que viene la armada, si estuvo la armada, yo no puedo precisar. Si estuvo, me acuerdo, algunas visitas que quo estuve en la Jefatura donde, después de eso, yo recibí una paliza. Que nos vendaban, obviamente, para la paliza o en el cuartito oscuro del televisor. Uno no veía nada, salvo que uno podía llegar a distinguir que practicaba artes marciales, por los golpes que daba y los gritos y sobre detrás del grito venía el golpe. No eran golpes de puño como el de la patota; larga los golpes o los tortazos de una manera. Yo practiqué artes marciales y se como pegar un buen golpe en determinado lugar, en la nuca por ejemplo, o en determinado lugar para dejarlo, anularlo o jorobarlo, digamos y ahí alguien sabía artes marciales en el cuartito oscuro del televisor, dentro de la guardia de Ayala, que por lo general nos hacía este tipo de cosas. Por ahí, cuestiones, supongamos que uno puede decir comprensibles, entre comillas dicho esto, había causa para que nos saquen en determinada hora. Yo tenía una hermana que vivía en La Plata que venía a visitarme cada tanto, habré tenido una visita, por que yo estuve poco tiempo en la Alcaidía. Entonces Ayala, en determinado momento, a la noche, a las tres de la mañana, me saca afuera, salto de rana hasta el comedor que estaba al final, todo salto de rana con la mano en la nuca, en la penumbra me dice, hola Aranda; obviamente, uno tenía que guardar una postura, mano atrás, la cabeza gacha, así que lo vino a visitar su hermana, como se llama su hermana, a las tres de la mañana. Después de eso una paliza, por ejemplo. A titulo de que. Por eso, como era la situación, totalmente impredecible. Era un fin de semana. Toda la tarde, yo recuerdo como normal. Salvo, que cuando llegó el momento de la cena. La cena en pleno diciembre, la teníamos seis, siete de la tarde, con sol, que nos hacían comer muy rápido, con la comida que hervía y nadie podía llevar nada a la celda. Y con pleno sol por que tiene todo una pared de vidrio, entonces entraba sol y era asqueroso el clima que se vivía ahí mientras cenábamos. Y en determinado momento ese día, rancho. Pegan el grito, como acostumbraban, permítanme situarle, si por acá está el acceso, por donde tenemos las visitas, se pasaba por un pasillo, y acá esto se habría los pabellones de este lado, dos o tres niveles, nosotros en la planta baja; el cuartito del televisor acá, en el extremo y acá enfrente el comedor. El comedor eran mesas largas, bien largas, con bancos fijos al piso, de hormigón, todo de hormigón, entonces nos hacían entrar rápido, íbamos entrando, pasando entre los bancos y nos sentábamos cada uno con su plato a comer...Había dos o tres cambios de guardias, con sus características cada una y ese día estaba la guardia de Ayala. Todo el mundo, pajarito, me acuerdo de uno de ellos. Todo el mundo al suelo, nosotros, si mal no recuerdo ocho en la celda. Todos tirados, boca abajo, mirando hacia la ventana digamos y con los ojos cerrados; así permanecimos un rato. Cada tanto, un llavero que pasaba controlando que nosotros no estuviéramos mirando. En determinado momento empiezan a sacar, gritan. Por ejemplo en el caso de Carlitos Zamudio y Fernando Pierola, los nombran para sacarlos y que preparen el mono, entonces los sacan. Ahí se me pierde un tanto el hilo en el tiempo, digamos, por que nosotros permanecíamos mucho tiempo tirados así, de esa manera. Pero nosotros veíamos por acá. Por ejemplo, en el caso de Carlitos Zamudio, arrastrados de los pelos que lo devuelven a la celda después de una paliza. Esto duró prácticamente toda la noche la paliza en el comedor.  Sacaban a los compañeros, por eso ahí tiene importancia la piecita del televisor cuando nosotros escuchábamos la paliza que se estaba dando, una paliza común y corriente en la piecita del televisor, perfectamente la distinguíamos en la piecita del televisor. Cuando a mi me lleva con salto de rana al comedor, uno se ubica perfectamente en el tiempo y en el espacio. Cuando esa noche  sacan a los compañeros; sin lugar a dudas los llevan al comedor y en el comedor, estaba la patota. Yo anteriormente hable de Silva Longui, de Thomas. Acá estaba la guardia que se reforzaba por lo general. Le decía en el caso de pajarito, me acuerdo uno. Si, su Jefe Oficial Ayala, estaban todos ellos y eso se reforzaba. A tal punto, ahora que me acuerdo que, ese día fue tranquilo, estuvo la guardia anterior que era calma y se refuerza con la guardia de Caballero y ahí viene el momento más duro. El cambio de guardia se da en forma permanente; o sea, cumplían su horario. Yo supongo cuando llegaba la tarde era el cambio de guardia y entra la nueva patota. Y entran y nosotros sabemos perfectamente que se localizan en el comedor los golpes que les daban y los golpes que escuchaban eran total y absolutamente distintos a los que normalmente nos sometían en la piecita del televisor. Tipo madera que se golpea al piso, el estruendo que hacían los golpes, los gritos, eran descomunales, evidentemente había mucha gente pegando, por que, generalmente lo hacían, supongo entre dos o tres personas. El día doce, la noche del doce, digamos, después de la cena; ese es otro detalle, a las nueve de la noche, la luz permanecía casi siempre, era una costumbre, nosotros por ahí pedíamos, que la luz permanezca más tiempo, entonces la guardia piola nos dejaban un poco más de luz, cortaban a las doce. Esa noche cortaron a las nueve horas, un clima muy especial, nosotros suponíamos que venía un traslado y empezamos a escuchar los camiones, el movimiento. Yo supongo que ese camión que yo lo veo, era del ejercito. Eso dura muchísimo tiempo. Las cosas que me han hecho a mí, son bastante fuertes, digamos. Lo que yo escuchaba esa noche era mucho más fuerte aún. A que se refiere, a las autoridades, digamos. Había más gente, permaneció la guardia anterior. No hubo cambio de guardia, entró la otra; y la otra, se quedo esa noche. Yo hablé de dos casos a los cuales veo, a uno lo llevan arrastrado hacia el fondo y a otro que lo veo doblado, totalmente doblado, agarrándose el estómago, camino hacia el fondo que era Fernando Piérola. Obviamente que sí, por que eso que señala era distinto. Por eso dije eso, el día que me traen a mi. A nosotros nos hacen avanzar, vendados como corresponde, por el pasillo y nos hacen, entrá acá. Nos iban empujando y ahí nos recibían. Por supuesto, lo que veníamos segundos, no sé quien podría haber venido segundo, digamos, ya escuchábamos a donde estábamos yendo, era al matadero. Exactamente, lo que si me estoy olvidando de un detalle. Eso decía, cenamos temprano y empezaron las irregularidades, era sumamente largo, tenso el tiempo que transcurre hasta que todo queda en calma. Escuchamos, por ejemplo, los camiones que llegan. Escuchamos que se abren debajo; yo decía, si en esta zona acá esta el pasillo, acá está el pabellón donde estaba yo y acá este comedor, acá debajo que hay una escalera que iba a la planta alta, acá había unos cusuchitos, unas celdas individuales, de muy estrechas dimensiones y tenían una deferencia, nuestras celdas se cerraban con puertas de rejas y esas se cerraban con puertas de chapas. El ruido que hacen, uno aprende y después hila muy fino y aprende sin estar viendo, distingue los ruidos y nosotros por ejemplo, llegábamos de tal manera a manejar, hacíamos guardias entre nosotros y por ejemplo, cosa que nunca faltaba el espejo dentro de la celda, cosa que no nos  encontraban. Pedacitos de espejos, los cuales un compañero se acercaba a la reja y metía entre la reja y espiaba lo que estaba pasando. Esa noche, obviamente no lo pudimos hacer. Yo por lo menos no lo pude hacer. Eso era lo habitual, nosotros sabíamos el movimiento que venía, por que espiábamos con el. Pero acá, en forma permanente circulaban guardias, no pudimos seguir. Lo que sí repito, la golpiza a la que someten a los compañeros, nosotros decíamos o quedamos con la idea de que si no los mataron, a más de uno, los llevaron casi muertos. O sea, el grado de violencia con el que actuaron esa noche era muy fuerte. Vio maniobrando un camión del ejercito; alrededor de ese camión había gente. Lo vi maniobrando. Diría que cuando abren el portón en esa zona, decía que había gente del ejercito, por que los que permanecían en los muros era personal penitenciario pero de la Alcaidía. Si, por que después queda una calma total. Después que nos apagan las luces, todo el mundo a dormir y el que no tiene sueño cierra los ojos. Eso es el grito del que estuvo dando la consigna, digamos; recorriendo así, iba celda por celda, caminando por entre el pasillo, todo el mundo a dormir y el que no tiene sueño, cierra los ojos, hasta el final. De ahí paso al silencio total, el ruido de los vehículos que se retiraban. Quedamos con la congoja de todos los que habíamos escuchado. Más de uno sin lugar a dudas, más de un camión sin lugar a dudas o por lo mensos un camión o más otro vehículo. Lo que veo es un Unimog, eso vi. En realidad, la golpiza, insisto, muy fuerte como choqueante, a partir de eso, a uno le queda el grito de los compañeros. Los llevaron hasta  el comedor. En el caso de los dos. Le di el nombre de Carlitos Zamudio y el de Fernando Piérola. Le decía, por eso daba el detalle debajo de la escalera. Nosotros sabíamos que previo a todo esto que pasó trajeron a alguien un rato antes. Fue dentro de esa situación del silencio total en que nos metieron y trajeron a gente y la pusieron ahí, adentro de los calabozos, chiquititos, bajitos inclusive. A quien entraron ahí no sé. Exactamente. Decía yo que después, cuando pasa el tiempo, primero desconcierto total pero después, empieza a aclarar la cosa. Nosotros entramos a relacionar datos y obviamente empieza a cerrarnos la historia. Desde el hecho de saber, después, que nos comentan los familiares de que hubo un enfrentamiento según el diario en Margarita Belén, hasta después de encontrarnos con los compañeros en la U-7, cuando comentan los momentos previos a que los saquen de ahí a los compañeros. Y decía en el caso, yo a Fernando y a Carlos no los veía, a ninguno de los dos, desde la Brigada y los vuelvo a ver ahí ese día. Ahí permanezco unos meses. Hay un hecho que hace que cambie mi situación, que es la de, me ponen a disposición del Poder Ejecutivo de la Nación. Yo no los he vuelto a ver. Estimo que los han matado en Margarita Belén. No decía, en el caso de Carlos o de Fernando que los he visto, lo sacan de ahí, le dan la paliza y ya no los vuelvo a ver. No se, si estoy contestando correctamente...Sí exactamente. Inclusive, después nos enteramos que los tenían corriendo ahí adentro, por ejemplo. Pero eso nos contaban, alguna infidencia de la guardia que había estado esa noche. Se escuchaba, si. El comedor es grande y se escuchaba un barullo grande. Sí, todo mezclado digamos. No precisar si exactamente en ese momento era gente que corría exclusivamente. El primer momento que yo recuerdo, se preocupan por la cuestión legal, es cuando antes de salir de la Jefatura, me hacen marcar los dedos. No recuerdo un momento previo que se hubiese estado preocupado por esa cuestión. Pajarito me acuerdo. No se me presenta el apellido. No lo volví a ver. El se hacía decir pajarito. Casi con seguridad es Rolón o Roldan. Está bicho, hay otros nombres más. Medio que nos conocíamos todos. A los que si se manejaban de otra manera, el Jefe o el chuleta, cuando estaba en el primer momento, los otros eran nombres, nosotros sabíamos que pertenecían a la guardia del Oficial Caballero, la guardia de Chejolan, la guardia de Ayala. Puedo aclarar algo. Anoche me comuniqué con mi hermano, me llamaba, comunicación familiar digamos; entonces, cosa que no sabía, mi madre tiene 91 años. Se lo decía a él digamos, no inquietarla a ella, estoy yendo a testimoniar y conversamos ahí de la cuestión y entonces me dice, mirá a mí nunca nadie me llamó. Si bien, el declaró en la Comisión de la Cámara de Diputados, yo no sé si podría aportar algo, si a alguien se le ocurre plantearme. Concretamente yo tomo lo que me decís y planteó, si consideran conveniente le podrán citar. Si me permite, yo quiero agradecer que me hallan citado. Para mí esto es valioso.

Dichos que son contestes con los relatados por Aranda en el Expediente Nº 14/84 de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, el que se encuentra agregado al Expediente Nº 23.139, caratulado: “Copello, Raúl Luis y Otros S/Apremios Ilegales, Hurto y Desaparición de Personas”.

4) Declaración de RICARDO UFERER, del 13/06/02: Yo estaba cumpliendo mi servicio militar obligatorio en 1976, el 22 de junio del año 1976, un oficial del ejercito y un suboficial de apellido Benítez me comunican de que estoy detenido y me conducen a la guardia central del regimiento, aproximadamente una hora después concurren a la guardia, personal de la brigada de investigaciones uno de apellido Cardozo y otro apodado “el indio” y me conducen en un vehículo acostado...en la parte de atrás del vehículo, hasta la Brigada de Investigaciones que estaba ubicada, acá, en Marcelo T. de Alvear 30 o 32, me vendan los ojos, por lo menos a mi me vendaron los ojos y esta funcionaba en el primer piso de la Brigada de Investigaciones, la llamaban la sala negra, era área restringida, se denominaba, luego me conducen a un sótano. Bueno ahí...me aplican picana eléctrica, soy torturado...que se yo..., en determinado momento..., una persona me habla, ...me dice...aparte de todo el interrogatorio...que se yo..., sabes quien soy, ...yo lo conocía por la voz,...era el Teniente Coronel Larrategui, yo le dije que si me saco la venda, me la quitó,...y bueno ahí, ...este,...así que sin venda digamos me propinaron una brutal paliza, luego continuó la sesión de...Creo que era, ...en esa época, no se si  era el Teniente Coronel o Coronel Larrategui. En determinado momento, yo me acuerdo que tiempo transcurrió, en determinado momento de la tortura el me habla, me dice quien soy yo y yo le digo que si entonces me habla me quita la venda, me arranca la venda...es decir en ese momento, por ejemplo, yo estaba, eh...eh.,.porque, yo estaba ..., nos picaneaban acostados nos aplicaban la picana eléctrica, en ese momento, este, me habían sacado de la cama esa, no se que era, no me acuerdo como era, digamos, ...no alcance a ver y me sentaron en una silla y me ataron las manos atrás, ahí fue que me sacó la venda me pegaron unos golpes, que se yo, me caí, me acuerdo bien que el Teniente Simoni me pegó una patada acá que me abrió, que eso después yo denuncié en el Juzgado Federal. Si, si había personal policial, eran como un grupo de civil que era del grupo estable digamos de la Brigada de Investigaciones era el que practicaba las detenciones las mayorías de los casos, es decir los que yo me acuerdo que estaban ahí eran Cardozo, que lo apodaban Cardocito, Manader, esta Larrategui, Simoni, que eran oficiales del ejército, esos dos y había un subteniente que no me acuerdo el apellido, pero creo que era edecán de Larrategui que estaban ahí, había otros dos mas que no me acuerdo quien era... bueno, ... la Brigada de Investigaciones, funcionaban, es decir lo que era la sala negra, era una pieza donde permanecían los detenidos, los que recién eran detenidos, vendados y sentados todo el día no..., eh y de eh, ahí se los saca para llevarlos al sótano y torturarlos, no interrogarlos, torturarlos que se yo... por, es decir, no se porque causa digamos había, a Eduardo Luque y a mi, que también, es decir, que los dos éramos soldados nos tuvieron casi tres meses en la Brigada de Investigaciones. Le digo no se porque causa, porque nos duro el lapso de tortura a los tres meses no cierto, eh, mi período interrogatorio lo que yo cuento... que era clase 55, eh...arriba la sala negra funcionaba un lugar que después construyeron un calabozo que ahí también estuvimos, creo que por un período de un mes. En septiembre del año 76 nos trasladan a la Alcaidía Policial, en ese período no existían visitas de los familiares así que, y por otro lado permanecíamos encerrados en la celda del pabellón de planta baja, es decir los detenidos políticos estábamos en la celda, no me acuerdo si eran de ocho o de seis creo que eran de seis personas cada celda, encerrados y nos sacaban al baño una vez a la mañana, otra al mediodía y otra a la tarde, eh..., al mediodía nos llevaban a comer al comedor, y la situación en la Alcaidía era... o sea, era un sistema bastante rígido no. Había guardias que buscaban la excusa o con una requisa de cosa de producir una requisa y de encontrar algo. Y entonces, digo...como justificar algo y una posterior paliza no, por ejemplo decían todo el mundo sentados en sus cuchetas, y si una por ahí, recorrían y uno buscaba un vaso de agua o algo por el estilo en la celda estaba parado, eso significaba que a la noche o a la siesta lo saquen y le propinaran una paliza. Ese era el sistema que existía en la Alcaidía y se ponía mucho mas rígida la situación cuando o trasladaban algo o trasladaban a algún detenido o traían o lo alojaban ahí en la Alcaidía algún detenido.

El 12 de diciembre del 76, eh, habían traído previamente unos cuantos detenidos, eran algunos estudiantes universitarios y entre ellos trajeron, los trajeron a Carlos Zamudio, Fernando Piérola y creo que un día antes o ese día, el 12, me parece que un día antes lo trajeron a Lucho Díaz no estoy seguro. Ese día hubo el cambio de guardia, me parece digamos antes de lo previsto y se hizo cargo la guardia del Oficial Octavio Ayala, que era la guardia es decir la que era la mas pegadora, la que mas pegaba eh...comunican que los detenidos que va nombrando, preparen sus cosas porque van a ser trasladados, este así que ahí lo nombran a Carlos Zamudio, a Piérola a Díaz y Pereyra me parece. Tipo 9 o 10 de la noche los van llamando, sea yo no me acuerdo el orden, pero supongamos, primero lo llaman a Carlos Zamudio, y se empezaron a sentir ruidos en el comedor, yo estaba, nosotros estábamos alojados en la celda uno que queda, o sea estaba el comedor había un pasillo, estaba la celda “A”, “B” y la uno, o sea que estaba a 20 mts. del comedor, se escuchaba perfectamente los ruidos del comedor, y hay como corridas, se siente gemidos, gritos que se yo, ruidos digamos en el comedor, lo llaman a Zamudio, y este eso era constantes es decir que corrían alrededor, era una práctica que utilizaban hacerlos correr alrededor y ahí le hacían zancadillas, al que se caía le pegaban era una cosa así, esa, esa operación lo hacía esa guardia lo llaman a Zamudio, se sienten los gritos y vuelve digamos, lo que yo me acuerdo de él, que vuelve a su celda, caminando así, sosteniéndose el estómago, no, dolorido. Con posterioridad lo llaman a Piérola y también sucede lo mismo, exactamente lo mismo con Lucho Díaz, es decir, había otros detenidos, cuando estos ingresaban a la celda del pabellón se seguían sintiendo que corrían, gritos, gemidos que se yo. En un momento, siento que alguien dice contra la pared, yo supongo que lo habrán llevado al baño o algo por el estilo y le piden que se identifique quien sos vos le dicen, Parodi Ocampo le dice. A mi eso me extrañó porque Parodi Ocampo, había estado detenido conmigo en la Brigada de Investigaciones, y yo sabía que el estaba en la U-7, a mi me llamó la atención que de la U-7 lo traigan a la Alcaidía, pero eso me daba la pauta, de que, sería digamos algún grupo de detenidos que eran de la U-7 que estaban ahí, por eso se seguían escuchando que corrían, me le pegaba, los gritos, no cierto, y luego yo me entero también o sea confirmo esa sospecha que tenía digamos, porque los de la celda “A” y “B” estaban frente al baño, ellos pueden ver el baño ellos podían ver el baño, cuentan que a Salas, que también estaba en la U-7 lo llevaron de los cabellos arrastrado hasta el baño, eso yo no tengo digamos es decir, aparte no teníamos reloj o algo por el estilo, no tengo noción del tiempo que transcurrió, supongo que habrá sido después de las 9 de la noche, se que duró hasta la madrugada pero exactamente no se hasta que hora duro eso pero así fue. Nosotros nos comunicábamos, con las manos o digamos hay un sistema de comunicación la paloma, era...la guardia de Ayala estaban, es decir, el personal, eran los policías, los mas reconocidos eran Esquivel, Roldán, Incháustegui era el otro. Si yo era militante de la juventud peronista...de la regional cuarta...Lo que si, digamos, lo que yo puedo conocer, la forma de cómo operaba, digamos, la policía y el ejército no, digamos que por ahí puede aportar algo. Es decir, la policía dependía del ejercito, pero la patota estable que era en un noventa por ciento, realizó los allanamientos y detenciones de personas fue la patota estable de la brigada de investigaciones, la que estaba en el área restringida y que digamos el jefe de ellos era Tomas. Tomas, Mesa, Rodríguez Valiente,...si eran muchos más; pero yo digo, los más importantes eran esos... Mesa era oficial, que le seguía en jerarquía, bueno que estaba Tomas, Caballero el segundo, después el jefe de la patota esa era Mesa, después un oficial, después estaba Rodríguez Valiente y después estaban los otros que creo que eran suboficiales o algo por el estilo, no se como eran Manader, Cardozo y que eran, es decir, los que torturaban, detenían personas, pero dependían, es decir en última instancia, dependían del ejercito, o sea, estaba la policía, dependía del ejército. Lo que si, se por ejemplo que había, es decir, en realidad no tengo la certeza, es decir, había uno de los que interrogaba, que decía, que generalmente estaba en los interrogatorios todo eso, que era de apellido Montiel. Según decían la mayoría de los presos, que se yo que este era un personal del side, Montiel, era personal civil, es decir, no se, capaz que en una de esas todos estaban vestidos de civil, no usaban uniforme...pero nadie de ellos usaba uniforme, por eso le digo, no se en una de esas, nadie de ellos usaba uniforme, los que yo conozco o a mi me consta de los que estaban en ese grupo eran todos personal policial; salvo este caso Montiel que decían era del side, que decían que era del ejército...si creo que, Valussi era del side, personal que trabaja en el side me parece por lo menos, Vicente, también, no no, pero por ejemplo de lo que, hay personas, es decir, de los que aparecen después en la nómina, muertos en Margarita Belén, por ejemplo Terenchuk y...no me acuerdo el apellido de ningún otro.., Caire, me parece, que los ven en la regional, otro detenido que está U-7, que estuvo...va que estaba en ese momento en la U-7...A Zamudio, si.. Con el no pude hablar, es decir, en el baño por ahí sacaban una o dos celdas y por ahí uno se podía encontrar con él, el que hablé, este.. fue.., no esa noche no, no me acuerdo si el día antes o al medio día de ese día, fue con Fernando Pierola. No, nos saludamos nomás por que nos conocíamos hace bastante tiempo, así que nos saludamos, que se yo, le pregunté como estaba, le pregunté por la esposa y medio que esa cosa de segundos que uno podía conversar. He, es decir, era sumamente raro, es decir, lo lógico era de que, en la alcaidía lo trasladen a uno a la U-7; inclusive por que en la U-7 alojaban detenidos de toda la región, no, inclusive traían de Tucumán, porque es una cárcel de máxima seguridad, era ilógico de que de la U-7 trasladen a la alcaidía, en última instancia, se conocen, por ejemplo, situaciones, por ejemplo, a Copello lo trajeron de la U-7, este a la brigada de investigaciones, pero lo trajeron de la U-7, o sea, era ilógico que lo traigan de la U-7 a la alcaidía, eso es lo que me llamó la atención, y con posterioridad era también, es decir no es lógico que lo trasladen a estos detenidos a Formosa, digamos, cuando el penal de máxima seguridad en la región es la U-7 era ilógico que los trasladen para allá, es decir, eso es lo que me llamó la atención ese día. No, no, los traslados generalmente se hacían a la mañana o a la tarde, a la nochecita, pero a la madrugada no era común. Bueno, yo a los que, o sea, los vi en la brigada de investigaciones, por ejemplo, a Patricio Blas Tierno y a Parodi Ocampo, ellos estuvieron conmigo en investigaciones. Patricio Blas Tierno estuvo en una de las celdas de la alcaidía policial, después en el pabellón estuvo Pereyra, Yedro, Cuevas, Zamudio, Lucho Díaz y Fernando Pierola, eso es, o sea, algunos en la brigada y otros en la alcaidía yo los fui viendo, no y de Caire y Terenchuk, lo vieron, me parece que, yo no estoy seguro, lo vieron, pero me parece que Zarate, el que los vio, yo no sé si es en la unidad regional o jefatura, pero ahí los vio. No, lo que si hubo problemas, de personas que tuvieron problemas del corazón y posteriormente, tuvieron otro problema. Por ejemplo el caso de Saliva, si digamos, que fue, tuvo problema, yo no me acuerdo ahí del corazón, pero si se desmayó en varias oportunidades y tuvo problemas de salud, lo revisó; creo que era el médico Grillo lo revisó, eso me contó él después. No me acuerdo que le habrá dicho el médico, pero lo reviso, lo atendió digamos, después de una sesión de tortura; porque había sufrido un desmayo. No sabría decirle si el médico presenciaba o no. En este caso lo atendió y, pero otros, que sufrieron desmayos, que se yo, mi hermano también y creo que también la Valladares, la esposa de Valladares, también este. Si este, estuvieron, si se desmayaron, digamos por la tortura. El caso de Saliva, dos o tres veces sufrió este tipo de y con posterioridad tuvo problemas del corazón; y a el si, lo atendió el doctor Grillo. Fue y fue.., se me hace a mi capaz que una torpeza del..., porque en realidad, se cuidaban de que, a pesar de que era Cardozo, por ejemplo; por que yo lo conocía a Cardozo, porque vivía en Barranqueras, o sea, que yo lo conocía...la persona que me va a trasladar a mi.

Dichos que son contestes con los relatados por Uferer en el Expediente Nº 18/84 de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, el que se encuentra agregado al Expediente Nº 23.139, caratulado: “Copello, Raúl Luis y Otros S/Apremios Ilegales, Hurto y Desaparición de Personas” y Expediente Nº 108/98, caratulado: “Acuña; Pereyra, Sobko y Otros S/Presentación”.

5)  Declaración testimonial de ELSA SIRIA QUIROZ, quien manifestara que fue detenida en resistencia el 18 de abril de 1976, estaba en el cine con su madre y una tía y siente que desde la puerta la llaman y sale, y se encuentra con su padre y con dos personas de gendarmería y le dicen que la necesitan para que le confirmen unos datos, y la llevan en un Renault 12 de la brigada de investigaciones. Que entra a la brigada y sigue con su padre hasta ese momento y siente mucho movimiento y que había mucha gente que corría y había mucho barullo y le vienen a decir que su padre se tiene que retirar y que le iban hacer una serie de pregunta a la dicente y que luego le iban a avisar, la sacan de esa entrada, que su padre pertenecía a Gendarmería y estaba en actividad. Que cuando ella dice que fue buscada por dos personas de Gendarmería, refiere que fue a una situación anterior, que sucedió con su hermano Raúl Aníbal Quiroz, el que a mediado de marzo del año 1976, antes del 24, va a su casa personal del Ejercito y de la Policía Provincial a hacer una allanamiento, sin orden judicial y llevarse detenido a su hermano. Nos encontrábamos en mi casa mi mama, mi hermano y yo, intentamos no permitir el allanamiento sin orden judicial, de igual manera, revisaron, aunque superficialmente, pero de no de bueno modos, frete a nuestra negativa, la casa. Se llevan a mi hermano al regimiento de la Liguria, llamamos por teléfono a mi papá que estaba trabajando e inmediatamente no pusimos en movimiento para lograr información sobre mi hermano, en que lugar estaba, en que condiciones estaba. Mi hermano estuvo dos o tres días, no recuerdo bien, en el regimiento y lo vuelven a mi casa a partir de las gestiones de mi padre aun con el pedido expreso de disculpas por parte de las autoridades del regimiento, en ese momento el Sr. Larrategui y el Sr. Zuconi. Tenemos conocimiento, en mi familia, luego de que Gendarmería Nacional opuso la suficiente molestia por haberse dado la situación que relate precedentemente, situación que produce las disculpas de las autoridades del Ejercito. El hecho de que vaya personal de Gendarmería advirtiéndome que me iban hacer unas preguntas y que depuse le iban avisar a su padre, tiene que ver con esa situación anterior. Cuando la retiran de la oficina, me ubican en un lugar muy chiquito, casi un pasillo contra la pared, se acerca una persona que por lo que voy a relatar después se que es Gabino Manader, mientras me ata las manos en la espalda, comienza a amenazarme con lo terrible que va ser la circunstancia que voy a pasar, se acerca otra persona, que la puedo describir pero que no recuerda el nombre, que era un señor rubio, ojos claros, de mediana estatura, un poco ancho de medio cuerpo, al cual después vuelvo a ver, años después en la cárcel de Devoto, junto con el Señor Farmache. Me suben después de vendarme a un lugar y me torturan, el que me traslada a ese lugar es el señor Manader, golpes electricidad, vejaciones de todo tipo, casi ininterrumpidamente, durante tres días. Que al referirse a las vejaciones sufridas dijo que: Que primero me desnudan, me toman de cualquier lugar del cuerpo, me aprietan el pecho, me introducen dedos y algún otro elemento en la vagina, en el ano, me golpean brutalmente, me pasan electricidad en el cuerpo, en algunos momentos suelta en el suelo, en otros momentos atada de manos, piernas en dos lugares, con las piernas abiertas, marcas que aún conserva, me vuelven a pasar electricidad, me hieren con electricidad el seno izquierdo, en otro momento me dan vuelta, me atan como en cruz de manos y brazos y las piernas en dos lugares, en la media piernas y en los muslos y me aplican de nuevo electricidad, me queman hasta herirme sobre todo la cola, marca que aun conservo, en el ultimo momento del tercer día o de la tercer noche, hay una persona que reconozco por la voz, que es este señor rubio del cual hable antes, que cuenta lo que me han hecho y dice que pertenezco al tercer tipo, supongo que habría previamente habido la explicación o instrucción de persona de un primer tipo o segundo tipo, dado que yo pertenecía a un tercer tipo de persona. Que se van a dejar matar por su convicciones, que estas son palabras textuales. Esta persona, era la que guiaba la cesión de tortura, indicando lo que me iban hacer, que esta persona supone que era personal del ejercito, en algún momento del tercer día o tercera noche yo pierdo el conocimiento, aparezco luego en una sala donde habían otras personas detenidas, heridas, enfermas, hay un olor muy feo y dos policías como otras personas que estaban allí presentes me cuentan que me tiran al piso y ordena que no me atiendan que bien me puedo morir. La persona que estaba cuidando a las personas detenidas, era personal de la policía de la provincia, que varias veces después, que estaba de guardia tocaba el acordeón, atina a atenderme por “que yo era la única mujer entre todos los demás que eran hombres y me trajeron en un estado lamentable”, cuando se acerca él cree que yo murmuro algo, como que pido agua, lo que trata de responder, me trae un vaso de agua. Hecho que las demás personas intentan cuestionar por las consecuencias que podría tener el hecho que tome agua. Que su padre prestaba servicio en gendarmería, en la Sección de Gendarmería Resistencia, y que trabajó hasta el año 1984 y se retiro con el grado máximo de sub Oficial Mayor. Que en el año 1977 su padre pidió el traslado al Escuadrón Perito Moreno, en el sur. Continuando con su relato, según las demás personas que estaban detenidas el policía me da agua y yo alcanzo a tomarla, según el propio policía, hubo algún movimiento que hizo que se le cayera involuntariamente el agua en la boca y en la cara, situación que me produce terribles convulsiones, saltos, temblor. Al quinto día recobra el conocimiento, no podía hablar, pues no tenia voz, no podía moverme a causa del dolor, al octavo día un cabo de la policía, que se llamaba cabo Sotelo o por lo menos eso le decían, le dice que siendo yo una persona joven con toda una vida por delante, tendría que poner un poco de esfuerzo, recomponer mi estado, recuperar la voz, me ofrece unas gotitas de miel, yo las tragos y al ratito la vomito. El séptimo u octavo día, no recuerdo precisamente, me llevan dos personas al baño y de ahí en adelante es así, me llevan colgada de los hombros debido a que yo no me sostenía de las piernas, durante todos los días que estuve en la brigada de investigaciones, todas las noches había una persona que tocaba un acordeón, hecho que no alcanzaba a aligerar o tapar los ruidos de las corridas, los gritos, las ordenes, los lamentos, los golpes que se sentían al lado o arriba del lugar de donde estaba. Los últimos días de abril o los primeros de mayo, el Señor Manader me dice que mi familia esta solicitando una visita, a la que no van acceder dado mi estado, yo insisto y acordamos que me van a sentar en un lugar, yo no podía apoyar la cola en una silla o asiento, que voy a sostenerme con los brazos y me amenaza que no diga absolutamente nada, porque de lo contrario iba a ser la ultima vez que viera a mi familia. La visita se da en esas condiciones, que estoy en ese momento sin vendas, el señor Manader y otras personas están presentes en la visitas, me traslada a la Alcaidía el 13/05/1976 y me ubican en una sala que decían era la enfermería, me dan medicamento y yo solicito desde el día siguiente, eso había sido a la noche, cuando viene un medico a reconocerme poder entrevistarme con el jefe, la autoridad de la Alcaidía, cosa a la que no acceden. Cuando logro sostenerme sobre las piernas, la autoridad de la alcaidía, que era el Señor Núñez, accede a entrevistarme, hecho que se da el 29/05/1976. Que luego de esa entrevista, me ubican en una celda en el fondo del pabellón de mujeres que era donde estábamos las detenidas políticas. A fines de julio o principio de agosto, me sacan de la alcaidía, sin comunicarme motivo y me vuelvo a encontrar con mis padres en la alcaidía en presencia del Señor Thomas. Me vuelven a trasladar a la alcaidía y no tengo comunicación con mi familia, hasta mediado de noviembre, visita que se da en una oficina de la propia alcaidía en presencia del jefe de la alcaidía, creo que es el 19 o 20 de noviembre que somos trasladada casi todas las mujeres a Devoto, vendadas, esposadas, engrilladas al piso de un avión hércules, con amenazas, golpes de todo tipo. Hacemos una escala en algún lugar y suben otras personas, también detenidas. En Devoto me separan para ser atendida por un médico, porque a causa de los golpes me había desmayado varias veces durante el viaje, luego de esa revisación, me ubican, junto con otra parte de las misma persona que habían venido conmigo en ese traslado en el pabellón Nº 6 de la Cárcel de Devoto, estando en ese pabellón, el 11/12/1976, personal de requisa me comunican, igual que a Nora Valladares, que vamos a hacer trasladada. Durante toda la noche de ese día y parte del día siguiente cumplen, siempre personal de requisa y personal de seguridad de Devoto, con algunos tramites, nos sacan impresiones digitales, nos piden reconocer efectos personales que habían quedado en la sección requisa de la cárcel, anillos, ropa que no podíamos tener en Devoto, cadenas y medallas, alrededor del mediodía del 12/12/76, no nos piden más, sin nosotros conocer el motivo, el día 14 de diciembre nos enteramos por los familiares que nos visitan de lo sucedido el 13 de diciembre en Margarita Belén. De lo que deducimos que por alguna razón que no conocemos desistieron del traslado al Chaco. Posteriormente en una visita con mi padre me relata que el día 12 de diciembre reciben en Gendarmería una comunicación del ejercito que solicitaba un refuerzo, una patrulla de refuerzo para un traslado de presos al frente de la cual debía ir mi padre. La persona que recibió esta comunicación relata esto al resto del personal de gendarmería y a mi padre. Deciden entre todos no permitir que mi padre acceda a ir al frente de ese grupo, ese refuerzo, casi a la madrugada se hace presente alguien que estaba de jefe del ejercito, tiene una entrevista privada con las autoridades de gendarmería, hay una fuerte discusión y transmiten al ejercito que no van a acceder a que mi padre salga de la institución. Sus compañeros, los compañeros de mi padre, le dicen que hicimos todo lo posible ahora todo esta en manos de Dios. En julio del 1977 mi padre tiene una entrevista con el jefe de la agrupación Formosa, el cual le refiere, que lo habían tenido que proteger durante todos esos meses en la institución, sin dejarlo ir solo hasta mi casa, siempre con custodia, siempre con acompañamiento del personal de Gendarmería, porque la intención era matarlo junto con el resto de los presos que iban a ser trasladados y luego le concederían el asenso posmorten, le dice además que habían logrado salvar su vida y la de su familia pero que producto de la negociaciones debía retirarse de la zona, le ofrecen que solicite destino a donde quisiera, mi padre va a la Dirección General de Gendarmería y solicita destino al Escuadrón de Perito Moreno. Desde que fue a Perito Moreno y hasta que salí en libertad mantuve correspondencia con él. En el año 1.977 o 1978, solicita una entrevista en la cárcel de Devoto el Señor Farmache al que lo acompaña, este otro señor que describí antes, que es el señor rubio, de mediana estatura, ancho de cintura, por referencia de otras personas con las cuales estuve en los dos traslados de Devoto a Resistencia con motivos de los dos Consejos de Guerra 1978/1979, converso con varias de las chicas que venían por el mismo motivo y creo que coinciden la descripción, con un apellido que es Valussi, Volussi o Dalussi. En esa entrevista, esta persona no habla, salvo el saludo y algún agregado o dialogo, no habla conmigo, o alguna conversación que mantiene con el señor Farmache. A esta misma entrevista, no en el mismo momento, pero si en el mismo día, concurre Mirta Clara de Sala. En septiembre del 78 nos trasladan a Resistencia, para juzgarnos a través de un consejos de guerra sumarísimo, en un avión hércules, esposados, vendados, atados a anillos del piso del avión, con permanentemente amenazas y malos tratos de todo tipo. En este consejo de guerra me condenan a veinticuatro años y once meses de reclusión, sin intervención de ningún juzgado, sin posibilidades de defensa de abogados y sin poder acceder a ningún tipo de recurso que garantice el ejercicio de nuestro derechos. En el año 1979, fines del 79, luego de haber anulado este consejo de guerra, las propias fuerzas armadas, nos someten a un segundo consejo de guerra, para lo cual nos vuelven a trasladar a Resistencia y estamos alojadas otra vez en la Alcaidía Provincial. Luego de varios meses, ya pasado el verano de 1.980, nos trasladan a la cárcel de Devoto. Durante esta estadía en Resistencia el Juez Córdoba, me solicita a su Juzgado, me comunica que en años anteriores se había sustanciado una causa en la que según él evaluaba, yo no tenia nada que ver y que estaba involucrada en esta causa porque otras personas habían dicho conocerme. En ese diciembre de 1.979 se cerraba la causa y me presenta un escrito que yo debo firmar en el que me comunica que salgo en libertad. Intente por todos los medios posibles cuestionar esa causa fundamentando que nunca había sido citada a declarar, que nunca me había entrevistado él como Juez, que había sido detenida me había dirigido a todos los estados de la justicia a través de mi familia presentando recurso, intentando declaraciones, intentando denunciar los apremios de los que había sido objeto, el Juez Córdoba me responde que en ese momento no era su intención tomarme ninguna declaración, que no era pertinente, que esa causa ya estaba cerrada, aún mi insistencia no permitió hacer ninguna declaración, de allí en más quedo a disposición del Consejo de Guerra, que a la vez se estaba llevando a cabo y de lo cual nada quiso escuchar, de igual manera logre enterarlo de lo que estaba sucediendo, dijo que él no tenia nada que ver. Me dan la libertad el 28/12/1983 con la figura de un Hábeas Corpus dado que antes, días antes del 10 de diciembre se anulan los Consejos de Guerra y no estando a disposición de la Justicia, ni del PEN, la figura del Hábeas Corpus que es presentado en el Juzgado de Resistencia, por mi familia determina mi libertad. Que tuvo una conversación en el año 1.975 con la Señora Clara de Sala, y quien le manifestara que fue torturada aún estando embarazada en la brigada de investigaciones de la Policía del Chaco, nombra a algunas personas que participan de las torturas y de los interrogatorios y también son algunas las mismas que participan en mi detención y torturas, recordando algunos de los nombres de estas personas que nombra la Señora la Mirta Clara de Sala, y eran el Señor Manader, el señor Thomas, el señor Ceniquel. También la Sra. de Sala le comentó que tuvo entrevista con el Juez Córdoba, que tuvo entrevista con el Señor Farmache. Que tanto que con el Juez Córdoba, como con el Señor Farmache denuncia la muerte de su esposo. Que cuestiona muy firmemente la complicidad de la Justicia Civil en los hechos de su detención de su torturas, del traslado a la Provincia de Formosa a donde nace su bebe. La visita del Juez Córdoba a la cárcel de Devoto, significo mucha consternación en todas las presas políticas que nos encontrábamos alojada en esa cárcel, hecho que producía que nosotras denunciáramos a los gritos a través de las ventanas y a través de los familiares de la misma manera, que la visita de un Juez de Santa Fe, el Dr. Brusa, del cual otras presas políticas de la Provincia de Santa Fe testimoniaban que había sido cómplices de la ilegalidad perpetrada por las fuerzas armadas y las policía federal y provincial contra las personas. Ante la pregunta de la Fiscalía acerca de que si la Señora Clara le comento en algún momento de una persona, especialmente de un tal Sánchez. A lo que respondió que la situación, que tanto en la U-7, como en Formosa había ella tenido afirmaciones o conversaciones de otras personas que relataba, digamos desapariciones, que habían sido vista y luego desaparecidas. Que tiene conocimiento de las personas que participaron en su detención y tortura, y son Manader, ese señor rubio, un cabo Sotelo, un Señor  Mambrin, un Cabo Bota, le decían así en referencia a las botas de calzarse. Otra persona que le decían el Indio, otro que era Sáenz Valiente o Rodríguez Valiente, que también había otra persona que no recuerda el nombre, que esta en condiciones de reconocer al hombre rubio personalmente o por fotografía, asimismo puede reconocer a Manader porque lo vio sin vendas. Que vio a Valladares y también vio al hijito de la Señora Valladares, Nora Jiménez de Valladares estuvo en el mismo lugar en esa misma sala a la que hice referencia en otro momento, decía su nombre al igual que otros detenidos cuando le era solicitado, a Nora Jiménez de Valladares la traslada después que a mi a la Alcaidía, le vemos heridas, golpes, infecciones, producto de las torturas de la que fue objeto. Que en relación a su hermano no tiene conocimiento de las personas que la torturaron. Que era estudiante de la facultad de Arquitectura de la UNNE, siempre me identifique como peronista, siempre participe en la estructura del centro de estudiantes hasta fines del año 1.975 que realizamos las ultimas elecciones de Centro de Estudiantes. Que el Decano de la Facultad de Arquitectura era el Arquitecto Oscar Zaffaroni y el secretario Académico era el Arquitecto Raúl Foussal y cuando comenzamos en el año 1.972 el proceso de transformación del plan de estudio de la facultad de arquitectura, fui miembro de la Asamblea Permanente que se constituyo en conducción de ese proceso.

 

 

III

En efecto, como se advierte, los hechos referidos en el punto anterior constituyen verdaderos crímenes de lesa humanidad y, que esta Fiscalía en su presentación efectuada en autos: “Caballero Lucio y Otros S/Tormento Agravado”, expte. Nº 149, año 2.002, se analizó el marco en que se cometieron dichos delitos y la posibilidad  concreta de persecución penal de los mismos.

El Procurador General de La Nación  en la causa “Astiz” expresó:

“... los casos de violaciones sistemáticas de los derechos humanos, como las ocurridas en nuestro país entre los años 1976 –y aun antes– y 1983, exigen como imperativo insoslayable, y más allá de la posibilidad de imponer sanciones, una búsqueda comprometida de la verdad histórica como paso previo a una reconstrucción moral del tejido social y de los mecanismos institucionales del Estado. -La negrita me pertenece-. (Cf. dictámenes de Fallos: 321:2031 y 322:2896, entre otros) dictamen del Procurador General de La Nación,  en autos “Astiz Alfredo y otros por delitos de acción pública.”.


 

 

 

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